Eventualmente nuestros caminos se cruzaron de nuevo y así confirme que nuestro
destino es estar juntos, sin importar el tiempo o la distancia, siempre
estaremos el uno para el otro, siempre seremos amigos, siempre serán prioridad
en mi vida. Finalmente comprendí que todas las heridas nos unieron para la
eternidad y que el dolor vivido se transformo en flores de mil colores.
Nunca sentí tanto amor hacia alguien como lo siento hacia ellos, siento que
los quiero tanto que no puedo hacer nada, solo embriagarme de la alegría de
tenerlos a mi lado, de disfrutar su cariño y de volver a ser un todo.
Los dolores enterrados, se han vuelto flores...
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